Con la llegada del día más terrorífico del año nos rodeamos de disfraces, de ‘truco y trato’ y de calabazas, pero nosotros no queremos dejar atrás las matemáticas. Y, no, no hablamos de que las ciencias puedan aterrar a más de uno, sino de la relación de los números y las matemáticas con el miedo y el día de Halloween.

Por ello, os dejamos 5 datos y curiosidades…muy aterradores.

  1. Los números

Los números están llenos de supersticiones y de creencias, tanto para bien como para mal. Uno de los casos más conocidos es el 13, famoso por atraer la mala suerte, cuyo origen viene de los 13 apóstoles de la cena de Jesucristo. De ahí que la tradición cristiana considere que nunca se deben sentar 13 personas en una comida o que muchos hoteles no tengan las habituaciones ni la planta 13.

El 666 según el Apocalipsis es el número del demonio, mientras que el 4 es el de la mala suerte en China, ya que, es temido porque su pronunciación se parece mucho a la palabra muerte. En Italia, sin embargo, el número maldito es el 17, y en Japón el 9 porque suena similar la palabra “tortura”.

  1. ¿Por qué nos encanta que nos asusten?

 Algunas de las principales sustancias químicas que contribuyen a provocar una reacción de “lucha o huida” también intervienen en otros estados emocionales positivos, como la felicidad. Por tanto, tiene sentido que el estado de gran excitación que experimentamos durante un susto también se puede experimentar en una situación más positiva. Pero ¿cuál es la diferencia entre sentir un “subidón de adrenalina” y sentirse aterrorizado?

Un elemento importante de la manera en que experimentamos el miedo está relacionado con el contexto. Cuando nuestro cerebro “pensante” da información a nuestro cerebro “emocional” y consideramos que estamos en un espacio seguro, entonces podemos cambiar rápidamente la manera en que experimentamos ese estado de gran excitación y podemos pasar de un estado de miedo a uno de alegría.

  1. La ciencia desmiente mitos

El día de Halloween se ve envuelto en muchos mitos que la ciencia se ocupa de desmentir. Uno de ellos es que siempre haya luna llena el 31 de octubre, cuando este fenómeno se da alrededor de una vez cada veinte años.

Otro es que los niños se vuelven más traviesos y malos. Y, aunque, es verdad que al disfrazarse pueden entrar en un fenómeno conocido como desindividuación, que implica que, al pertenecer a un grupo las personas se preocupan menos por las consecuencias de sus acciones, no existe razón científica que demuestre que los niños son más malos ese día.

  1. El inicio de Halloween…es astronómico

 Se cree que esta tradición llegó a Estados Unidos a través de los inmigrantes irlandeses y con el tiempo toda su mitología ha llegado a ser una fiesta global. Se basa en la celebración del año nuevo celta, fiesta conocida como Samhain, practicada entre los años 1.200 y 400 a.C. Entonces los celtas creían que en las noches cerca del 31 de octubre se abrían las puertas del más allá dejando pasar espíritus, fantasmas y demonios al lado de los vivos.

Los celtas vivían cuando medir el paso del tiempo era un asunto astronómico. Seguían las estaciones con un sistema lunar que, en vez de contar días, contaba las lunas llenas durante el año. El tiempo de lunación (período entre dos lunas llenas) es de 29,5 días y el año celta tenía 12 lunas (meses) con nombres relacionados con las estaciones correspondientes: a nuestro enero lo llamaban Rivros (escarcha), mientras que agosto era Edrini (quemar o fuego).

  1. Las brujas… ¿volaban?

Uno de los elementos básicos de Halloween son las brujas, pero ¿por qué en la Edad Media había personas que afirmaban ver a brujas volando y ahora no? El secreto está en que en esa época se tomaban muchos compuestos extraídos de las plantas que presentaban potentes efectos alucinógenos, entre las que destacaban la belladona, el beleño, la mandrágora o el estramonio. Por ello, la ciencia actual cree que esta es una de las razones de los vuelos nocturnos de las ‘brujas’.

En definitiva, tradiciones, mitos, fantasmas y misterios numéricos se unen en esta conocida noche de otoño, donde la ciencia y las matemáticas han resuelto más de una duda. Por ello, os animamos a seguir descubriendo enigmas de la mano de nuestra gran variedad de calculadoras.