Las matemáticas forman parte de nuestro día a día y de nuestro entorno, pero, no solo permiten que el mundo siga su curso, sino que también lo hacen bello. ¿Alguna vez te has fijado en los pétalos de una margarita o en un panel de abejas? Hoy te enseñamos que el cálculo y la ciencia no tienen límites y te mostramos la belleza de las matemáticas en la naturaleza.

Patrones geométricos, la belleza funcional

Si observamos nuestro entorno no nos costará identificar los hexágonos en la cáscara de una tortuga, las ondas de arena arrastradas por el viento o las conchas marinas en espiral. Estas tres son algunas de las formas geométricas más presentes en la naturaleza junto a las esferas, las hélices, las parábolas, los conos, las catenarias y los fractales.

El doctorado en física Jorge Wagensberg explicó que “a nuestro alrededor, un número enorme de objetos parece compartir un reducidísimo número de formas: aunque no tenía por qué ser así, la naturaleza exhibe ritmo y armonía”.

La proporción dorada de Fibonacci

La Sucesión de Fibonacci es una serie matemática que se halla enterrada bajo la belleza de diversos elementos naturales. Se obtiene comenzando por los dos primeros números, 0 y 1, y después cada número de la serie se obtiene sumando los dos que le preceden.

Un ejemplo lo podemos ver en las espirales dobles de una margarita y de un girasol. Se forman dos grupos opuestos de espirales, con sentidos opuestos, gracias a la disposición de las semillas en el círculo central. En ambos casos, hallamos 21 espirales en el sentido de las agujas del reloj y 34 en sentido opuesto. Ambas cifras, 21 y 34, forman parte de la serie de Fibonacci y a la historia de las matemáticas.

El encanto natural de los fractales

Los fractales son objetos geométricos que mantienen la misma estructura básica en diferentes niveles a pesar de que estas figuras parezcan irregulares al ojo humano. Así pues, un fractal es un objeto cuya estructura se repite a diferentes escalas. De esta manera, forman un patrón que hace que su desarrollo se mantenga regular. Las raíces de los árboles o los copos de nieve son los ejemplos perfectos.

El omnipresente número π (pi)

El número π, de suma importancia en las matemáticas, está presente en todas partes donde exista una circunferencia, fragmentos de una, o cualquier cosa que se obtenga a partir de una circunferencia, como por ejemplo una esfera. Así que, donde exista una esfera en la naturaleza, se esconde el número π, como en las células o los granos de polen. Y las formas que se aproximan a la esfera, como los huevos de las aves, si bien se requieren fórmulas más complejas para ser modeladas, también tienen el número π en su composición.

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