Desde Calculados celebramos hoy, como cada 11 de febrero, el ‘Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia’ y reivindicamos la igualdad entre hombres y mujeres en todos los ámbitos, también en el campo de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC). Los campos STEAM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Arte y Matemáticas) son fundamentales para el funcionamiento del mundo en el que vivimos. Sin embargo, la brecha de género sigue vigente, ya que en carreras como Informática solo hay un 13% de mujeres y en otras ingenierías, alrededor del 30%, según la iniciativa ‘11 de Febrero’.

Entrevista a la matemática Anabel Forte Deltell

Para profundizar sobre el asunto hemos hablado con Anabel Forte Deltell, matemática, anterior directora de la Cátedra de Brecha Digital de Género, presidenta de la Sociedad Española de Bioestadística en la Universidad de Valencia y divulgadora sobre la situación de las mujeres dentro de los campos STEAM, ¡y mucho más!

– ¿Qué supone a nivel social que las mujeres no estén tan presentes en las carreras científicas?

Hay varias patas dentro de este problema. Para empezar, a nivel económico y práctico, que las mujeres estén menos presentes en áreas científicas y, sobre todo, tecnológicas influye mucho en la brecha salarial. Se suele hablar de que en la actualidad ya se ha conseguido que las mujeres cobren lo mismo que los hombres cuando ocupan el mismo puesto, pero el problema es que los puestos con mucha repercusión en los que se cobra más están ocupados principalmente por hombres.

Por otra parte, podemos hablar de la pérdida de talento, ya que en todas las instituciones debería haber equipos con talento tanto femenino como masculino. Es decir, si una empresa o institución del ámbito científico no tiene personas de ambos géneros hay cosas que sistemáticamente no van a apreciarse. Un ejemplo de esto es el de las empresas de automóviles que durante muchos años hicieron tests de seguridad solo en hombres y, por tanto, los coches eran mucho menos seguros para las mujeres.

– ¿Qué te motivó a elegir un bachiller y una carrera del campo STEAM?

Siempre me gustaron las matemáticas, pero es verdad que el colegio en el que estudié fue un aliciente, ya que tuve muy buenos profesores de ciencia y teníamos un laboratorio que me creó curiosidad y me inspiró. Ya dentro del bachillerato científico me cogieron junto a un grupo de compañeras para ir a las olimpiadas matemáticas y nos lo pasábamos genial. Mis compañeras ahora mismo son ingenieras y yo soy matemática. Ver las matemáticas más allá de lo que estudiábamos en el aula nos inspiró a seguir por ese camino.

– Estudiaste matemáticas y estadística a principios de los años 2.000. ¿Percibías que había menos alumnas que alumnos ¿Teníais profesoras matemáticas?

No había prácticamente profesoras, solo en la rama de estadística que siempre fue el contrapunto. Respecto a las alumnas y alumnos estábamos igualados. Hasta ese momento elegir la carrera de matemáticas suponía optar por la docencia, lo que suele llamar bastante a las mujeres. Recuerdo leer un artículo cuando comenzaba la carrera sobre las salidas profesionales que tenían los matemáticos y eso nos motivó a muchas.

Una cosa muy curiosa que ha pasado ahora es que cuando la estadística ha pasado a llamarse ciencia de datos y a estar en la facultad de ingeniería el porcentaje se ha invertido y hay menos chicas inscritas. Con las matemáticas ha ocurrido algo similar, ya que la salida principal ya no es tanto la docencia y actualmente hay un 60% de alumnos y un 40% de alumnas.

– ¿Crees que las jóvenes que comienzan a estudiar carreras científicas se encuentran con una situación distinta ahora mismo?

Si miras los números de alumnos que entran en la universidad hay muchas más mujeres, sobre todo en el ámbito de la salud. Pero si nos vamos a las carreras de matemáticas o física el número de mujeres baja, lo que se acentúa si nos fijamos en las ingenierías.

El problema es que, aunque estudiemos carreras científicas las mujeres no se quedan, se van cayendo a lo largo de los años. Muchas hacen el doctorado, pero no el posdoctorado, ya que todavía estamos en una sociedad donde los cuidados caen principalmente sobre nosotras y donde tener que hacer un posdoctorado fuera de España se complica si quieres tener hijos. Además, encontrar un puesto fijo en ciencia es muy difícil y siempre tienes que estar al frente, activa y publicando. Esto pasa factura y las mujeres se lo van dejando.

– Desde Calculados queremos visibilizar el papel de las mujeres científicas del pasado y del presente a través de nuestras calculadoras `Women in Science’. ¿Crees que hacen falta más iniciativas por parte de instituciones públicas y privadas para acercar la ciencia a las nuevas generaciones?

Hace falta mucho apoyo para que podamos hacer divulgación. Necesitamos dar visibilidad, concienciación y mostrar referentes, pero todas estas tareas, como por ejemplo la que hacemos en la Cátedra de Brecha Digital de Género, son añadidos al trabajo que ya hacemos en nuestros empleos y en nuestras casas, es decir, la divulgación es una tercera jornada laboral de voluntariado. Necesitamos flexibilidad y apoyo de las instituciones, y que cuando se haga divulgación (tanto por parte de mujeres como de hombres) se apoye siempre que sea hecha con perspectiva de género.

También hay que hablar de que por muchas iniciativas que hagamos si no mejoramos las condiciones en el área de la ciencia estamos tirándonos piedras sobre nuestro tejado, ya que les vendemos a las niñas que pueden ser y hacer lo que quieran, pero luego las lanzamos a un mundo en el que ser científica supone dejar toda tu vida de lado y dedicarte a publicar todo el tiempo y a trabajar fines de semanas. Además, es muy complicado encontrar trabajo fijo y solemos encadenar trabajos precarios. Por tanto, se lanza a las jóvenes hacia una frustración segura dentro de ese ambiente. Hace falta apoyo y cambiar las reglas.

Desde Calculados queremos agradecer su tiempo a Anabel Forte Deltell y nos unimos a su reivindicación de abordar con urgencia la brecha de género en los campos STEAM. Es hora de apostar por referentes femeninos, por entornos inclusivos y por construir un futuro STEAM igualitario.